¡Dígale chau al peluche!





Pueden ser más o menos simpáticas, pero no deja de ser intrigante la necesidad de crear mascotas para eventos deportivos.

De un tiempo a esta parte —la primera fue Waldi, un perro salchicha creado para los JJOO de Munich, en 1972— las mascotas han sido animales representativos del lugar en el que se desarrolla la competencia así como también personajes fantásticos salidos de la mente de alguien pero conjugando en su caracter el humor que se pretende darle a la competencia.

¿Será que a los niños les agrada más la presencia de la mascota?
Quizá haya algo de eso: recuerdo que el muñeco de Misha, el oso de Moscú '80, me despertaba mucha ternura...

¿Se venderá más merchandising a causa de su presencia?
Sin dudas y en estos tiempos no estamos hablando de simples muñecos de peluche o remeras...

Los Juegos Olímpicos son un evento multimillonario que inexorablemente va dejando cada vez más atrás el espíritu amateur y el mens sana in corpore sano que otrora alimentara su razón de ser, por lo que cada paso que se da tiene que estar minuciosamente planificado y no es imaginable que no haya concienzudos testeos y estudios previos al lanzamiento de cada una de las piezas que configuran el complejo entramado que soporta a la comunicación pública e institucional de un evento de tal magnitud.

A la al menos extraña marca desarrollada por Wolff Olins para los JJOO de Londres 2012 —trabajo que despertó mucha controversia y que costó, según dicen, la friolera de 400.000 libras—, se suma la presentación de Wenlock y Mandeville, las mascotas de los juegos olímpicos y paralímpicos, respectivamente.

Recibo a Wenlock (abajo) y a Mandeville (arriba) desde lejos, pero con la sorpresa que causa una figura extraña; cíclopes cuyos ojos son cámaras (¿qué otra cosa podían ser?), metalizados y aerodinámicos cuya materialización en los eternos y ridículos muñecos animados por algún pobre y sudoroso voluntario es improbable, sino imposible.

Es más, es posible apostar a que sus apariciones serán sólo digitales, sobreimpresas virtual y artificialmente en pantallas y monitores pero invisibles en el mundo de lo real, lo que era, creo, el encanto de las mayoría de sus predecesoras, aún con sus defectos de fabricación.

Ya puedo imaginarme a ambos presentes en videojuegos, en celulares, en iPads e iPhones, en televisores HD, jugueteando con los atletas o presentando un nuevo récord muy probablemente sustentado en un dóping que se descubrirá a los pocos meses, dejando sin medalla a su dueño y manchando un poco más a un tigre al que ya no le molestan para nada sus manchas.

Wenlock y Mandeville —creados por una agencia llamada iris aunque se parezcan más a un producto de Pixar— son las primeras mascotas customizables, según sus creadores.

Es muy interesante
esta aproximación de la BBC al tema y, más aún, el sitio oficial, en donde se va llenado lentamente la vasija del contenido con películas, una sección "armá tu mascota", pequeñas encuestas, accesos a la tienda oficial y los infaltables facebooks y twitters...

Yo, que soy bastante nostálgico para algunas cosas, sigo extrañando a Misha. Y me doy cuenta de que en eso hay parte de la respuesta de para qué cuernos sirven las mascotas.

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